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Las formaciones de los equipos fueron las siguientes:
Central Norte: Vijande; Marinoff, Palacios, Mompó, Castillo; Rubiola, Benítez, Valín; Hairala, Gómez y Prycodko. DT: Roberto Gonzalo
Boca Juniors: Gatti; Suárez, Tesare, Mouzo, Córdoba; Benítez, Krasouski, Pasucci, Brindisi; Trobbiani y Perotti. DT: Vladislao Cap
Goles: 10 m. Prycodko (CN); 16 m. Krasouski (BJ); 19 m. Rubiola (CN)
Cambios: 62 m. Alves por Pasucci (BJ); 62 m. Ramírez por Perotti (BJ); 69 m. Balderrama por Gómez (CN); 73 m. Barrios por Rubiola (CN)
Arbitro: Teodoro Nitti
Cancha: Gimnasia y Tiro
Recaudación: $ 574.064.000
El equipo de Central Norte no tenía secretos: una aceptable defensa -a veces vulnerable por los laterales-, un prolijo y batallador mediocampo y una delantera con más velocidad que destreza. Y además poseía un condimento que durante el partido frente a Boca, fue decisivo: conocía el campo donde se jugó el partido, la cancha de Gimnasia y Tiro, una especie de campo de batalla llena de pozos, matas de pasto y desniveles que hacían de la pelota un "juguete rabioso" (parafraseando al gran Roberto Arlt).
Boca con todo su bagaje a cuestas, dispuso lo de siempre, firmeza en el fondo (a excepción de algunos "errores" de Tesare, Suárez y Córdoba, cuando salieron a perder lejos de su zona) y hombres que saben con la pelota en sus pies. En condiciones normales -nos referimos al terreno de juego- estos últimos debían ser factores de desequilibrio constante por creación y sorpresa.
Pero en Salta, los sorprendidos eran ellos, cuando esperaban que la pelota picara hacia un lado y salía hacia otro, cuando la pose rozaba lo grotesco después de la estirada por intentar conectar un pase.
El que pagó mas caro fue Gatti. A los 10 minutos se agachó para embolsar un tiro libre de Prycodko -lento y defectuoso- y la pelota se coló entre sus piernas al GOOOOOL.
A los 16 minutos Krasouski había logrado el transitorio empate para Boca, aprovechando un descuido de la defensa cuerva.
Pero faltaba la frutilla del postre....
A los 19 minutos fue Rubiola el que probó suerte desde afuera del área, después de recibir un centro de Prycodko y este caso fue mas curioso: Gatti, para prevenir otra desgracia, se adelantó a la llegada del "juguete rabioso", preparó el cuerpo y las manos para algún pique impensado y vio con espanto como la pelota ganaba velocidad y pasaba de rastrón otra vez entre sus delgadas piernas. GOOOOL . Fue el 2 a 1
El segundo tiempo de Boca se caracterizó por los altibajos. Por momento pareció un equipo vencido, entregado. Por otros, un león dispuesto a no perdonar a su presa. Pero Central Norte no estaba para regalar el partido: se agrupó bien atrás, dejó arriba a Hairala y Prycodko para mantener a raya a los defensores de Boca y esperó que el reloj marcara el final.
El pitazo final de Teodoro Nitti, largamente solicitado por más de 20.000 angustiados corazones, convocó de pronto a todos los duendes. El pase mágico se hizo realidad y todas las gargantas adquirieron sonoridad superlativa para entronar el aire con el "llora Boca, llora"; o el triunfal "dale cuervo, dale". Se había consumado la hazaña de doblegar a un grande con gran linaje, que tendrá escrita en su historia esta derrota en Salta para siempre.
Y ello dio paso al más maravilloso de todos los espectáculos. Ese que brindó el público salteño en el festejo sostenido, los rostros enrojecidos por la felicidad y las gargantas enloquecidas de tanto cantar y gritar.
Este triunfo tuvo, aparte del hecho futbolístico, la enorme virtud de haber hecho vivir al pueblo cuervo la fiesta que se merecía y por la cual esperó mucho tiempo...
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