Central se presentó en Villa María con el aire renovado tras la partida de Hubert Piozzi. En la provincia de Córdoba, todos dieron cuenta de un mejor clima interno en el plantel con el interinato de Carlos Fretes. Sin embargo, en la cancha, el equipo no lo demostró; siguió sin ensamblarse defensivamente, sin fundamentos en la zona de gestación y sin saber definir las pocas chances que tuvo en el arco de enfrente.
Encima tuvo que lidiar no solo con un campo de juego de corta dimensiones, en el que la pelota va y viene con mayor velocidad y facilidad que en otros escenarios; sino también con otro polémico arbitraje: el mendocino Alejandro Arco no dudó en el mínimo roce entre Matías Manzano y un jugador de Alumni; cobró penal cuando promediaba el complemento y Central luego no se pudo recuperar. Víctor Rena ejecutó desde los doce pasos y no falló. Hasta esa jugada, el local había insinuado solo un poco más. Porque en el primer tiempo escasearon las situaciones de riesgo.
Central no encontró conexión entre Zurita, Oga, Magno y Weiner y debió redoblar los esfuerzos en la mitad de la cancha para luchar. Pero el dueño de casa observó a Maino desde lejos. En el complemento las cosas comenzaron a cambiar lentamente en favor de Alumni y Rena empezó a inquietar con mayor frecuencia. El delantero del local perdió una chance clara en los primeros minutos pero no perdonó cuando Arco le dio un dudoso penal. Central trató de reaccionar luego del tanto, fue en busca del empate y se descuidó atrás: Aloi no la pudo empujar luego de un tiro en el palo y Maino le tapó un nuevo intento a Rena. El cuervo insistió hasta el final del partido aunque sin claridad y no pudo evitar esta nueva y dolorosa caída.
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